jueves, 31 de julio de 2014

Rojo, como el color del parchis.


Hoy, mis pensamientos se los dedico... 
a alguien, 
a quien siempre le escribí en tono rencoroso... 
sin apreciar que lo que hizo, fue por mi bien. 

Me regalaste... tardes de cuentos inventados, 

dándole así imaginación a mi vida; 
a mis manos... les diste habilidad
entre maquetas de raíles y estaciones, 
en serio que niña de 3-4 años podría...

Construiste un fuerte corazón dentro de mi; 
a mis piernas,
les diste resistencia para afrontar 
la pendiente pedregosa,
y a mi cerebro, ingenio y cultura.

Tardes de deportes contigo, 
cervezas y fútbol en un bar cercano, 
momentos que atesoro contigo. 

Mi infancia la llenaste de juego y diversión,
con riñas aisladas.
El black hole (Acqualandia) 
sigue siendo solo nuestro, 
lo recuerdo, todo oscuro, 
tu risa, mi risa, 
la sensación que recorría mi cuerpo,
de seis años junto a tuyo, papá, 
para caer en una piscina 
y abrazarme a ti hoy con veintidós.



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