Que vine a colgarme de tu cuello,
en silencio,
sin palabras,
esta noche el insomnio...
atormenta mi calma,
despejada la cama,
la urbe no me salva.
Que llegué a tus labios,
con frío, congelada,
encerraste mi escarcha
y la fundiste con miradas,
hoy cierro los ojos,
porque el sueño me abandona,
y despoja mis antojos.
mañana quiero abrirlos,
descubriendo el tiempo maldito,
que cancela los minutos,
y me pierde los sentidos.
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