martes, 30 de diciembre de 2014

un poco de prosa a veces no está mal.

Ultimo día del año y mirando hacia atrás pienso, como ha volado... 
para llegar de nuevo a este 31 de diciembre. 
Divagando por el recuerdo, veo lo que hemos pasado, 
los que me rodean y yo,
 todos los cambios a los que nos hemos y a los que nos han sometido, 
las falsas promesas de este día, que al final... jamas se cumplen. 
Veo el  desarrollo de un saquito de carne humana y frágiles huesos,
llena de sonrisas, que ni el miedo le arrebata, 
como dió sus primeros pasitos, y como pronunció sus primeros vocablos.
Veo las separaciones, los enfados, las reconciliaciones; 
recuerdo las sonrisas de despedida, las esperanzas echas trizas al otro lado de cristal. 
pienso las lágrimas que soltamos a los largo de estos 365 días del 2014.
Y volando por mi memoria, miro como uno a uno, puse más ladrillos en mi camino,
 me fijo en lo que he recorrido, me paro y pienso, las vueltas que he dado,
 y que hace ahí ese looping? 
me sigo fijando, el material de mis baldosas...es débil, ya está desgastados,
 ¿cómo no me maté hasta ahora? si hice de mi camino, un campo de minas anti-persona. 
Pero aquí estoy, en pie, haciendo esa promesa de año nuevo que jamás se cumplirá, 
y digo que esta vez será diferente, cuando en el fondo todos sabemos... 
que no vas a adelgazar esos kilitos de más, que no vas a plantar un árbol y que desde luego, 
no vas a escribir un libro, que intentarás dejar de fumar y durarás los dos primeros días del año, 
que no vas a ser mas ordenado, y que por mucho que digas que así será sabes que es mentira; 
por eso querido yo interior, esta vez no quiero un propósito incumplido de año nuevo, 
simplemente quiero que el próximo 31 de diciembre, 
al mirar hacia atrás vea como éste,
que a pesar de los peligros,
ha merecido la pena.


Si empezamos a mirar las cosas desde otra perspectiva, el mundo cambiará.



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